Las mejores prácticas para pruebas de color en impresión digital

Las mejores prácticas para pruebas de color en impresión digital

Si eres de los que imprime a lo loco, cruzando los dedos para que los colores salgan bien, déjame decirte que vas directo a que el cliente piense que tus impresiones son de andar por casa. 

Y no es por ofender, pero la prueba de color es lo que separa a los profesionales de los que se conforman con el "bueno, más o menos". 

¿Y qué es la prueba de color? 

Es simple: ese paso clave para asegurarte de que los colores en el producto final sean exactamente lo que quieres. 

No un rojo que parece rosa, ni un azul que tira a gris. Sin ella, te aseguro que estás jugando a la lotería. 

1. ¿Qué es una prueba de color y por qué no puedes saltártela?

Una prueba de color no es solo mirar la pantalla y decir "bien, se ve bonito". 

Es una simulación exacta del color final que tendrá el producto, hecha para que el cliente y tú podáis decir con confianza: "esto es lo que quiero". 

¿Para qué hacerla? Muy sencillo:

  • Reduce el margen de error. Si quieres evitar que te devuelvan el trabajo porque los colores no eran los acordados, necesitas una prueba de color.
  • Ahorra tiempo y dinero. No tendrás que repetir impresiones ni pelearte con el cliente porque el color final no es lo que esperaba.
  • Fortalece la relación con el cliente. Cuando le muestras exactamente lo que va a recibir, confía en ti. Así de fácil.

2. RGB vs. CMYK: Entender esto es lo mínimo

Empecemos por lo básico: si ves tu diseño en pantalla, está en RGB, pero la impresión es CMYK

Y no, no son lo mismo. 

El RGB es un modelo de color que funciona en pantallas, mientras que el CMYK está hecho para la impresión. 

Si te olvidas de convertirlo antes de hacer la prueba, prepárate para que los colores no se parezcan en nada a lo que tenías en la pantalla. 

Convierte a CMYK y asegúrate de que los colores que ves sean los que vas a imprimir. Porque si esperas un rojo vibrante y terminas con un rojo apagado, no digas que no te lo advertí.

3. ¿Prueba en pantalla o prueba impresa?

Aquí hay diferentes niveles de “mejor calidad” en las pruebas de color.

Te lo cuento rápido:

  • Prueba en pantalla: Vale como referencia inicial. Puedes ver cómo quedará en pantalla, usando perfiles de color. Pero si tu monitor no está bien calibrado, mejor no te fíes mucho.
  • Prueba impresa: Aquí estamos hablando en serio. Es una muestra física, en una máquina similar a la que usaremos para la tirada final. ¿El resultado? Sabes al 100% cómo se verán los colores y los acabados.
  • Prueba de contrato: Es una prueba impresa y vinculante. Lo que ves aquí es lo que el cliente va a recibir, y es el estándar en proyectos de alta calidad, donde el color tiene que ser exacto.

4. Calibra o muere

Esto es básico: calibra tus equipos. Porque si tu pantalla y tu impresora muestran colores diferentes, ¿qué crees que va a pasar en el producto final? Un desastre, eso va a pasar.

  • Calibración del monitor: Hazla cada mes. Hay herramientas como el colorímetro que ajustan los colores para que lo que ves sea lo más parecido al color de impresión.
  • Calibración de la impresora: Algunas impresoras hacen este ajuste automáticamente, pero si no, hay que hacerlo manualmente. Asegúrate de que los colores de tu prueba de color se verán igual en cada impresión.

5. No te la juegues con la luz

La luz cambia cómo vemos el color, y te lo digo sin rodeos: si revisas la prueba de color bajo una luz amarillenta o demasiado blanca, te estás metiendo en un lío. La iluminación D50 (luz a 5,000 Kelvin) es el estándar en la industria porque imita la luz del día.

Así que no revises pruebas de color en cualquier sitio. Trabaja en un ambiente con luz adecuada y constante, o lo que apruebes bajo una luz poco confiable será una sorpresa en el producto final.

6. Haz la prueba en el papel final

El sustrato, o sea, el material sobre el que imprimes, cambia el color. Y mucho. No es lo mismo un color en papel mate que en papel brillante, ni en cartón que en vinilo. Si puedes, haz la prueba de color en el mismo papel que vas a usar en el proyecto. Te ahorras la sorpresa de descubrir que el color en tu diseño y el color en el producto final no se parecen.

7. Observa las pruebas con lupa

No te limites a mirar los colores en general. Fíjate en los detalles: gradientes, sombras, transiciones. Que no haya ningún defecto que pueda estropear el resultado final. Y si el cliente tiene estándares altos, que revise también.

Porque lo peor que puedes hacer es dar luz verde a algo que no has examinado a fondo. Es la diferencia entre entregar un trabajo mediocre y uno que se recuerde.

En resumen: La prueba de color es la garantía de un trabajo de calidad

Si pasas por alto la prueba de color, que no te sorprenda cuando el cliente se queje o cuando veas que el resultado no era lo que tenías en mente. Hacer esta prueba no es un gasto, es una inversión en la calidad de tu trabajo y en la satisfacción del cliente.

En Banbury Arte, sabemos que la calidad es lo primero. Si quieres resultados de impresión digital que sean precisos, que respeten los colores y que impacten, cuenta con nosotros.

Aquí no nos conformamos con “bueno, más o menos”. Porque imprimir sin hacer una prueba de color es como conducir con los ojos cerrados: el resultado es un choque seguro.

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